
A menudo sucede que, a pesar de llevar una alimentación saludable, los gases incómodos alteran nuestro confort diario. Estas sensaciones, a veces acompañadas de dolor y molestia, pueden afectar la calidad de vida y limitar nuestras actividades. Además, estos síntomas pueden generar ansiedad, ya que son impredecibles y difíciles de controlar. Así, una digestión perturbada puede influir en nuestro bienestar general y, sobre todo, en nuestro estado de ánimo.
Una de las causas frecuentes de este problema podría estar en el armario de especias de tu cocina. Este alimento, usado en diversas recetas para realzar el sabor de los platos y valorado por sus beneficios para la salud, podría ser en realidad el origen de tus problemas intestinales. Pero entonces, ¿de qué ingrediente se trata?
El ajo es un elemento esencial en la cocina, apreciado por sus numerosos beneficios para la salud, que van desde la reducción de la presión arterial hasta sus propiedades anti-colesterol. Sin embargo, también tiene sus inconvenientes. De hecho, contiene carbohidratos específicos llamados fructanos, que no son completamente absorbidos por el intestino delgado y llegan al colon, donde son fermentados por las bacterias intestinales. Este proceso de fermentación produce gases, responsables de los gases y del malestar abdominal que se puede sentir después de consumirlo.
El nutricionista Renato Fernandes explica: “El ajo a menudo provoca gases, hinchazón y altera la salud y el buen funcionamiento del intestino. Forma parte de los alimentos FODMAP, es decir, alimentos mal absorbidos por el tubo digestivo. Debido a esta mala absorción, estos alimentos atraen agua al intestino y son fermentados por las bacterias, lo que provoca una acumulación de gases”.

El jengibre es una excelente alternativa al ajo. No solo añade un sabor delicioso a tus platos, sino que también posee propiedades antiinflamatorias que calman el sistema digestivo. Úsalo rallado, en polvo o en jugo en tus recetas. Además, las hierbas frescas como la albahaca, el perejil, el cilantro y la menta también aportan sabores intensos sin los efectos secundarios del ajo. El perejil, por ejemplo, ayuda a reducir la retención de líquidos y los gases, mientras que la menta alivia los trastornos digestivos.
El asafoetida, también conocido como hing, se usa a menudo en la cocina india como sustituto del ajo y la cebolla. De hecho, su fuerte sabor ayuda a reducir los gases y la hinchazón. Las chalotas, por su parte, ofrecen un sabor más suave y son menos propensas a causar problemas digestivos. Se pueden usar de la misma manera que el ajo en la preparación de platos, ofreciendo así una alternativa agradable y menos irritante para el estómago.
Para minimizar los gases, se aconseja reducir el consumo de alimentos ricos como la cebolla y algunos vegetales. También es beneficioso comer despacio y masticar bien cada bocado, lo que puede mejorar la digestión y reducir el riesgo de gases. Así, tomarse el tiempo para saborear cada comida permite que el sistema digestivo funcione de manera más eficiente.
Además, la hidratación juega un papel esencial en el buen funcionamiento del sistema digestivo. De hecho, beber suficiente agua facilita el tránsito intestinal y puede ayudar a prevenir los gases. Asimismo, una actividad física regular estimula la digestión y reduce el riesgo de hinchazón abdominal. Ejercicios ligeros, como caminar después de las comidas, pueden proporcionar beneficios considerables.
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